III. Rendición
POEMARIO: LA HUELLA INVISIBLE
Yo no buscaba redención,
ni milagros.
Sólo un claro en el bosque de la costumbre.
Y fue ella,
o eso que ella despierta,
quien trajo la lluvia sobre mi desierto.
No le hablé.
Ni ella me miró.
Pero algo en mi espalda cedió,
como ceden los viejos muros
antes de la ruina.