Cartografía de un quizá
Tú, que no perteneces a ningún lugar,
que te deslizas entre los mapas
como un trazo de viento sin patria,
o una pregunta que nadie contesta.
Eres la línea quebrada en la brújula,
coordenada errante que nunca coincide,
piel tatuada de distancias
donde mi voz es apenas
un eco extraviado.
No sé si te amo—
¿puede la niebla amar al acantilado?
¿puede el pez de agua dulce
soñar con el océano sin ahogarse?
Ecuación sin incógnita,
Tren que nunca para en mi andén.
Cuando la noche despliega sus cartas marcadas,
cuando la luna apoya su frente en mi ventana
y susurra historias de naufragios y astros fugitivos,
tu ausencia pesa más que cualquier certeza.
Nos separa un mundo de almanaques,
fechas que no encajan,
relojes que nunca latieron al unísono.
Pero hay algo en el tiempo que nos ignora,
algo en el aire que insiste en ser nuestro.
Viajera de todo lo que no alcanzo,
extraña que nunca me ha sido ajena,
caminas fuera del margen de mi historia,
pero cada página lleva tu sombra escrita.
