Fábula
#EscritoresEspañoles #Fábula #SigloXVIII
Huyendo de enemigos cazadores una cierva ligera, siente ya fatigada en la carrera más cercanos los perros y ojeadore… No viendo la infeliz algún seguro
Con varios ademanes horrorosos Los montes de parir dieron señales… Consintieron los hombres temerosos Ver nacer los abortos más fatales. Después que con bramidos espantoso…
Érase una Gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada día. Aun con tanta ganancia mal content… quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de or…
Los más autorizados, los más viejo… De todos los Cangrejos Una gran asamblea celebraron. Entre los graves puntos que tratar… A propuesta de un docto presidente…
Es voz común que a más del mediodí… en ayunas la Zorra iba cazando; halla una parra, quédase mirando de la alta vid el fruto que pendía… Causábala mil ansias y congojas
Asustadas las liebres de un estrue… echaron a correr todas, diciendo: «A quien la vida cuesta tanto sust… la muerte causará menos disgusto.» Llegan a una laguna, de esta suert…
Un burro cojo vio que le seguía un lobo cazador, y no pudiendo huir de su enemigo, le decía: «Amigo lobo, yo me estoy muriendo; »me acaban por instantes los dolor…
Con inminente riesgo de la vida un ciervo se escapó de la batida, y en la quinta cercana de repente se metió en el establo incautament… Dícele un buey: «¿Ignoras, desdic…
A un buen cojo un descortés insultó atrevidamente. Oyolo pacientemente, continuando su carrera, cuando al son de la cojera
Tenían dos ranas sus pastos vecinos, una en un estanque, otra en un camino. Cierto día a ésta
Con las orejas gachas y la cola entre piernas, se llevaba un raposo un gallo de la aldea. Muchas gracias al alba,
Cantando la cigarra pasó el verano entero sin hacer provisiones allá para el invierno; los fríos la obligaron
«Fabio está, no lo niego, muy nota… de una cierta pasión, que le domin… mas ¿qué importa, señor? Si se exa… se verá que es un mozo muy honrado… generoso, cortés, hábil, activo,
De los confusos pueblos apartado, un anciano pastor vivió en su choz… en el feliz estado en que se goza existir ni envidioso, ni envidiado… No turbó con cuidados la riqueza
Apacentando un Joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: «¡Favor!, que viene el lobo, labra… Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente,