Feliciano Mejía

Diario: Casa de campaña

Ajada, la piel del día
reverbera, cual una tripa, bajo el sol,
besada y perforada
por la turba enceguecida
de moscas y mosquitos.
 
La sed enervada de gallo de pelea,
la murriña y la acidez del gesto entre los pelos,
y el hambre en su literal gozne,
inundando las calles y villorrios
y la amarga alegría transida de pánico
de los Entorchados
en esta Patria
avergonzada...
 
Hasta dónde y cuándo, avergonzada...
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