Nos ha dejado en el camino de la vida,
pero no nos dejó solos,
nos acompaña su legado, su sello de vida,
su apego de madre y su amor de hija,
la mano de hermana y el cariño de amiga;
la voz de maestra de generaciones
y el permanente consejo del respeto y honra
a los más altos valores de un ser humano.
No es un adiós, es un haz de luz
que cobija nuestros pasos y guía nuestro sendero,
gracias por tu presencia y tu palabra de aliento,
nuestra eterna gratitud y cariño te acompañen
en el inexorable viaje que todos cumpliremos.