Ernesto Cardenal

Somoza desveliza la estatua de Somoza en el estadio Somoza

No es que yo crea que el pueblo me erigió esta estatua
porque yo sé mejor que vosotros que la ordené yo mismo.
Ni tampoco que pretenda pasar con ella a la posteridad
porque yo sé que el pueblo la derribará un día.
Ni que haya querido erigirme a mí mismo en vida
el momento que muerto no me erigiréis vosotros:
sino que erigí esta estatua porque sé que la
odiáis.
 
Aquí pasaba a pie por estas calles, sin empleo ni puesto,
y sin un peso.
Sólo poetas, putas y picados conocieron sus versos.
Nunca estuvo en el extranjero.
Estuvo preso.
Ahora está muerto.
No tiene ningún monumento.
Pero
recordadle cuando tengáis puentes de concreto,
grandes turbinas, tractores, plateados graneros,
buenos gobiernos.
Porque él purificó en sus poemas el lenguaje de su pueblo
en el que un día se escribirán los tratados de comercio,
la Constitución, las cartas de amor, y los
decretos.
 
La Guardia Nacional anda buscando a un hombre.
Un hombre espera esta noche llegar a la frontera.
El nombre de ese hombre no se sabe.
Hay muchos hombres más enterrados en
una zanja.
El número y el nombre de esos hombres no
se sabe.
Ni se sabe el lugar ni el número de las
zanjas.
La Guardia Nacional anda buscando a un
hombre.
Un hombre espera esta noche salir de
Nicaragua.
Piaciuto o affrontato da...
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