Emil Cerda

Naufragio de anorexias situaciones

Todo se fue, con esos demonios bisbiseándome qué yo debería de hacer.

“Como los monos sonreír cuando y antes de atacar, así están estas cuchillas preparadas para cortarme. El proceso del anochecer es en reencarnarme en el mismo afrodisíaco. Con muchas píldoras que me harán masticarme el trauma que tuve hace años.

Como todo se va, en mi cuerpo hundirse, ante la piel lóbrega con huellas repletas de Cúpido. Me toca la fauna de mis reproches, y mi libido hace que cambie de posición visceral. Tanto así, que mi mente ya no es la misma con músicas no verbales; mi cuerpo lleno de gemidos, me excitan al probarme. Me chupo el ardor de mis lentes, la hipermetropía hace que vea de cerca los aullidos de esos enjambres de deseos. Esa miel hecha de lagos en pantanos encima de las mandrágoras a la gota a gota, se agota el Dragón en Oregón con el tremendo susto gobierno al gobernarlo Ricardo de Draco Pesón. Empuña su maldita espada (¿qué? Sí, hay espaldas malditas, como sus dueños) y se mata a sí mismo con ella. En vez de sangre, bota pestes de veces en que lo ves, te dices: ¿este Caballero está sin caballo, o hierro posee que duerme en sí mismo mientras su herencia fluye?

“Como esas ninfómanas galopeando tras su amada pasión al besarte. Te dormiste tú, Sebastian, sabiendo que no puedes dormir porque tienes ojeras de un cuervo enamorado. Ellas te besan y se para tu clepsidra, sí, mal pensados, el clepsidra; no el comandante de dos peones que si lo tocas despierta como si hubiese llamado a tu suegra.

El pobre chiquillo llorando tras su bestial dulce de algodón, que navegaba el cielo encima del agua llena de Bacalaos. Se dijo a su recipiente mojado:

“—Si yo fuera un soldadito de papel, por lo menos combatería contra mis miedos al torrente amarillento; iría por ti mi dulce gaviota. Pelearía aun con la Tijera. Me haría trocitos por ti, mientras veo mis papelitos derramarse junto a mis iris. No me dejes caer, porque si yo fuera de porcelana, me hiciera de lana aunque mi orgullo se hiciera roca para no verte. Como el foco en medio del mar, en busca de bengala. Se venga la Muerte al no querer dejar ver

La luz,
Tu luz,
Para que te puedan rescatar”.

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