Pienso en los poetas
Amparados por la gracia.
En aquellos fantasmas
que difícilmente mueren.
En los necesitados de atención
Justificando su sed de licor
Pululantes vagando
en el desierto humano
Esperando su turno
Para ser decapitados.
Pienso en sus turbias manos
En el proceso de agitación inútil.
Pienso también en la alta
calidad de sus graznidos
Pienso en aquel hedor afrodisíaco
En sus errantes balbuceos
En sus gemidos lastimeros cuyo eco
es constantemente repelido
por ese manto oscuroso del hastío.
En las cuerdas corrientes del spleen
Tan enredados
los he visto danzar.
Perder el tiempo...
Luego existo y escribo
Y nuevamente pienso
en ese espacio vibrante y splinático
Agradeciendo el circo
y todo eso.
Hoy respiro mejor
Ya muy distante de ellos.