En un rincón polvoriento, olvidado y sin voz,
yacía un libro antiguo, perdido en su letargo.
Sus hojas, amarillas, guardaban historias dormidas,
sus letras, descoloridas, susurros olvidados.
Nadie lo miraba, nadie lo abría con interés,
hasta que un día llegó, una mano con dulzura.
Unos ojos curiosos, sedientos de saber,
descubrieron su magia, un mundo por conocer.
Con dedos suaves, las páginas se volvieron a abrir,
despertando sus cuentos, de un sueño profundo.
El héroe volvió a luchar, la princesa a soñar,
el misterio se resolvió, iluminando el lugar.
El lector se sumergió, en un universo de tinta,
cada palabra, un tesoro, cada frase, una aventura.
Las horas se desvanecieron, en un viaje sin fin,
el libro y el lector, unidos en un mismo sentir.
El silencio se rompió, con risas y emoción,
el libro encontró su voz, en el corazón del lector.
Ya no está solo, olvidado en la oscuridad,
su historia renació, llena de luz y claridad.
Y así, el libro viejo, encontró su nuevo hogar,
en las manos de alguien, que supo su valor apreciar.
Un nuevo capítulo escrito, en una historia de amor,
un encuentro mágico, un lazo de amor y color.