En el vértice suave de un suspiro,
se quiebra la palabra que no dije.
El mundo se sostiene en lo imposible:
un hilo, un roce, un temblor de vacío.
¿Qué somos, sino sombra de lo incierto?
Latidos que resbalan por el tiempo,
fragores en la bruma del recuerdo,
raíces que se ahogan en el viento.
Te busco en los destellos de la nada,
en grietas de un silencio interminable.
Tu ausencia es el reflejo de mi alma,
un eco que regresa inalcanzable.
Y, sin embargo, habitas en mi pecho,
un canto que no cesa, un horizonte,
la lluvia que desnuda los rincones
donde florece el llanto más secreto.