Bailamos al son de estrellas perdidas,
con pasos de luna y brisa encendida,
el tiempo se borra entre nuestras vidas.
Tus manos recorren mis horas serenas,
y en cada latido se funden las penas,
como dos almas que al amor se entregan.
La noche nos guarda, suave y callada,
mientras el viento, entre sueños y nada,
acaricia el vals de nuestra jornada.