En el rincón de los sueños perdidos,
donde se esconde la luz de tu abrazo,
se disuelve en silencio el lazo
de aquellos amores nunca vividos.
En el mar de deseos prohibidos,
mi corazón navega sin puerto,
buscando en tus ojos el desierto,
que jamás florecerá en mi vida.
Y aunque mi alma por ti esté herida,
mi amor por siempre te será.
Aunque el destino nos separe
y el mundo diga que no,
la esperanza en mí creció
como flor en el desierto.
Nuestro amor, aunque incierto,
late con fuerza escondida.
Quizás en otra vida
o en un giro del azar,
logremos al fin juntar
dos almas, hoy divididas.
Aunque el destino nos separa,
y el mundo dice que es en vano,
guardo un sueño tan lejano
que en mi corazón no para.
La esperanza, dulce y rara,
alimenta mi ilusión.
Quizás en otra ocasión,
en un giro inesperado,
lo imposible sea pasado
y triunfe nuestra pasión.