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ElidethAbreu

Tu alma.

 
 
Tenías el alma
como un canto sereno,
un río escondido
que, callado, fluía
hacia mis manos abiertas,
sedientas de ti.
 
Tu voz llegaba
como brisa del alba,
silenciosa pero cierta,
y en cada palabra
dejabas la huella
de un misterio infinito,
de luz sin nombre.
 
Era tu mirada
un espejo profundo
donde mi ser temblaba,
y tus pasos,
ese eco suave
que nunca se apartaba
de mi sombra.
 
Y así vivías,
en lo invisible que queda,
donde el amor no cesa
y el tiempo calla.

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