Trece caminos de sombra
Se rompió la tarde en trece fragmentos,
trece heridas abiertas en el pecho del tiempo,
y cada uno, un sendero oscuro,
una historia guardada en las venas del silencio.
El eco de pasos sueltos danza en los umbrales,
trece llaves de destinos que nunca se cruzaron.
En el aire, los susurros son fantasmas sin rostro,
buscando el hilo perdido en la trama del azar.
La memoria pesa como una caja cerrada,
trece cerraduras que oxidan los sueños.
Cada recuerdo es un filo de nostalgia,
una pregunta que tiembla en la garganta de la noche.
Pero ¿quién nombra las cifras del olvido?
¿Quién cose el desgarro de lo que no fue?
Trece sombras se esconden tras los espejos,
y al abrir la puerta, no queda más que vacío.
Quizá en algún rincón duerma aún la esperanza,
un número secreto bordado en la piel del destino,
esperando la mano precisa, el giro exacto,
para volver a ser uno en el caos del camino.
