Ocho joyas relucientes,
ocho tierras de emoción,
que en el alma de la gente
florecen con su esplendor.
Almería, sol y brisa,
luz de un sueño junto al mar.
Córdoba, sultana antigua,
flores, patios, su cantar.
Huelva, blanca en su Rocío,
barcos, sal y atardecer.
Granada, suspiro y río,
nieve, luna y alba al pie.
Jaén, verde de aceituna,
oro líquido en su piel.
Cádiz, risa de fortuna,
olas, viento y vino fiel.
Málaga, la luz callada,
beso azul de su jardín.
Y Sevilla, la encantada,
corazón sin un fin.