Te llamo en vano con voz callada,
te espero siempre, mas no regresas,
y en esta ausencia que me atraviesa,
mi alma en sombras queda anclada.
Te busco en sombras de un tiempo ido,
te nombro en ecos que el alma entrego,
y en cada noche, cuando me niego,
vuelves en sueños, dulce y dormido.
El viento lleva tu voz lejana,
como un susurro que el aire esconde,
y mi esperanza, que nunca sana,
va tras tus pasos donde se esconde.
Mas si algún día la luna hermana
te trae de vuelta, que el mundo ronde.