Silenciosos susurros, suspiros lentos,
En la noche se pierden, vanos y ausentes.
Entre sombras oscuras, pasos inciertos,
La soledad susurra, sentencias hirientes.
Fluyen como un río, sin rumbo ni razón,
Palabras sin sentido, ecos del corazón.
El silencio los abraza, su fúnebre manto,
Cubriendo susurros, condenándolos al llanto.
Como hojas arrastradas por el viento sombrío,
Se desvanecen despacio, un recuerdo vacilante.
En el vacío quedan, un anhelo en lúgubre hastío,
Susurros de soledad, olvidados en el cuadrante.
Y en la penumbra eterna, su destino sellado,
De murmullos perdidos, en el tiempo sepultados.