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Elideth Abreu

Sonetos encadenados al Caribe

 
 
1. Amanecer en el Caribe
 
Despierta el sol dorado sobre el mar,
su luz dibuja en oro la bahía,
la brisa tibia empieza a susurrar,
el alba es un poema de alegría.
 
Las olas van besando la pradera,
las aves cruzan cielos sin cadenas,
la arena es un edén que nunca espera,
sus dunas se deshacen tan serenas.
 
Palmeras se levantan en su gloria,
gigantes que vigilan los senderos,
sus hojas van contando cada historia,
sus sombras son refugios placenteros.
 
Y en cada amanecer que aquí florece,
el mar en su reflejo reverdece.
 
2. Reflejo del Mar
 
El mar en su reflejo reverdece,
azul y esmeraldino en su oleaje,
y el viento de su espuma se estremece,
dejando entre las olas su mensaje.
 
Las barcas van danzando en su corriente,
el ritmo de su vaivén es melodía,
la sal que va tatuando el sol naciente
es parte de su mágica armonía.
 
Los peces que relucen como estrellas,
los corales dormidos en el suelo,
sus aguas son un cofre sin más huellas,
guardando su fulgor bajo este cielo.
 
Aquí, donde el Caribe es un tesoro,
se funde el sol y el mar en luz de oro.
 
3. Luz de Oro
 
Se funde el sol y el mar en luz de oro,
bañando cada playa con su canto,
las dunas van brillando sin decoro,
dejando entre sus sombras un encanto.
 
La luna se derrama sobre el puerto,
las olas le susurran su latido,
y el aire va dejando su concierto,
su música en la noche sin ruido.
 
Las islas son un cuadro sin igual,
un lienzo de colores abrazados,
el cielo se desborda en su cristal,
su magia en cada estrella reflejado.
 
En cada ola canta un viejo sueño,
y el viento va marcando su diseño.
 
4. Diseño del Viento
 
Y el viento va marcando su diseño,
bailando con las hojas y palmeras,
silbando en el bohío su pequeño
susurro de leyendas pasajeras.
 
El monte se despierta en su frescura,
la selva se estremece con su canto,
las lluvias dan su aroma con ternura,
dejando en el follaje su quebranto.
 
La vida es un vaivén de aguas y fuego,
de tierra fértil, de sabor intenso,
la tierra es madre, el sol es fiel labriego,
su danza es un compás dulce y extenso.
 
Y en cada ráfaga de brisa alada,
la tierra es una joya venerada.
 
5. Joya del Caribe
 
La tierra es una joya venerada,
un fuego entre volcanes y entre ríos,
sus cielos son pinturas decoradas,
sus mares son reflejos de sus bríos.
 
La ceiba se levanta con su historia,
sus ramas son estatuas en la brisa,
los frutos son su herencia y su memoria,
la selva es un Edén que nunca avisa.
 
Las costas son el alma de su gente,
los ritmos de tambores su latido,
y el mar con su reflejo refulgente,
nos deja su tesoro sumergido.
 
Si el Caribe es un sueño sin fronteras,
su pueblo es su fulgor y sus banderas.
 
6. El Pueblo Caribeño
 
Su pueblo es su fulgor y sus banderas,
un canto de esperanza en la mañana,
sus calles van brillando en primaveras,
su voz es dulce brisa que no engaña.
 
Aquí se baila el son y la bachata,
se siente el corazón en cada risa,
se canta con tambores en la plaza,
se vive sin temor a la ceniza.
 
El fuego de su sangre es un relámpago,
su historia está esculpida en cada piedra,
su honor es tan ardiente como el ámbar,
su esencia nunca muere ni se quiebra.
 
Aquí, entre cielo azul y mar en calma,
se encuentra la raíz que forja el alma.
 
7. Raíz del Alma
 
Se encuentra la raíz que forja el alma,
en cada piel tostada por el viento,
en cada voz que el tiempo nunca palma,
en cada risa libre y sin lamento.
 
Los montes son guardianes de su esencia,
las playas son espejos de su gloria,
su ritmo es un vaivén sin resistencia,
su espíritu es un eco de memoria.
 
Aquí donde la tierra es melodía,
donde la luz del sol nunca se apaga,
se vive con el pulso de alegría,
se canta con la risa que se embriaga.
 
El Caribe, en su eterna luz dorada,
es tierra prometida y esperada.
 
8. Tierra Prometida
 
Es tierra prometida y esperada,
su arena, oro que brilla entre la espuma,
su cielo, mariposa despejada,
su bosque, piel de selva que perfuma.
 
Las manos de su gente son su historia,
sus voces, río eterno que murmura,
su sangre, una leyenda de victoria,
su tierra, un manantial de sol y cura.
 
Aquí se alza el futuro entre sus calles,
el sueño del Caribe se eterniza,
su sol, su mar, su fe, todos detalles
de un pueblo que en su esencia se divisa.
 
Madre del sol, del viento y de la espera,
su manto de esmeraldas es bandera.
 
9. Madre
 
Su manto de esmeraldas es bandera,
sus olas son un himno sin fronteras,
su cielo es una llama verdadera,
sus costas son un sueño que no esperas.
 
Caribe, madre mía y de las aguas,
de sol ardiente y noches de misterio,
te canto en este verso que naufraga
y en ti hallo mi paz y mi remedio.
 
Eres el fuego, el aire y la corriente,
eres el alba, el ritmo y la fortuna,
eres el oro de este mar ardiente,
y en ti brilla la eterna luz de luna.
 
Si en el Caribe el alma es inmortal,
mi verso en él encuentra su final.

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