Buscar la luz en tiempos de oscuridad,
alzar el rostro y ver la aurora clara,
no hundirse en lo que duele y desampara,
ni habitar en las sombras de soledad.
No mirar por los rotos, que el anhelo
se quiebra si la herida nos encara,
y el rencor, como espina que no para,
se enreda en la razón con negro celo.
Donde la sombra es honda y infinita,
allí el dolor sus garras enajena,
más nunca habrá verdad en su negrura.
Mas quien la luz persigue y la acredita,
del alma rompe toda gris cadena
y halla la paz más pura y más segura.