Luz y sombra en un vaivén constante,
danza eterna entre brillos y negrura,
almas que buscan calma y locura,
en un pulso de instante tras instante.
Sombra y luz, en susurro delirante,
fundiendo claridad y su espesura,
se cruzan en la senda de aventura,
dos mitades de un ser tan vacilante.
Fuego y hielo que abrazan al destino,
un eco que revive y que se nombra,
tras el velo del sol o del camino.
Sombra que, al mirarse, ve la alfombra
de su opuesta mitad y de su sino,
luz y sombra. Eso somos: luz y sombra.