Solitario en mi cancela, voy soñando,
la tarde se derrite en luz dorada,
el viento, como un alma despechada,
susurra en los rincones, desvelando.
El río, en su murmullo, va llevando
promesas que quedaron olvidadas,
y entre las sombras, voces apagadas
se pierden, su destino sollozando.
Soy guardián de un amor que ya no llega,
mi pecho es una cueva de lamentos,
y el tiempo, indiferente, no se entrega.
Mas quedo aquí, mirando los momentos,
la luna se levanta, luz que anega,
y dejo al alma atada a los vientos.