Ser visto y Mirar
Ser visto, la entrega callada,
manos que tejen sin ser notadas.
Construye un mundo en su latido,
sin más testigos que el mismo olvido.
Mirar, en cambio, es un fuego ardiente,
juicio y deseo en un mismo puente.
Atrapa instantes, los vuelve historia,
cautivo el alma en su trayectoria.
Uno, sin sombra, en su luz se pierde,
el otro, espejos que el viento muerde.
Dos caminos, dos realidades,
premisas dobles, ¿o son verdades?
Mirar es un viaje, un acto, un deseo,
es ojos abiertos buscando lo nuevo.
Es ver lo pequeño, lo que otros no ven,
un rayo de luz sobre un charco también.
Ser visto es un eco, un reflejo en el río,
la forma en que el mundo nos deja su frío.
Es huella en la arena, farol en la niebla,
es miedo y anhelo, es llama y es piedra.
Mirar es pregunta, es alas, es viento,
ser visto, a veces, un breve tormento.
Mas si en los reflejos nos vemos brillar,
tal vez comprendamos que es bueno mirar.
