Naciste entre la bruma y el viento errante,
faro encendido en la noche callada,
voz que florece en el río distante,
llama que arde y nunca se apaga.
Rosalía, sombra y aurora,
eco de un pueblo que llora y espera,
brisa de mimbres, mar que enamora,
alma que canta en la tarde austera.
Tus versos laten como campanas,
tristes y hondos como el abismo,
y en cada estrofa la tierra emana
todo el dolor y todo el lirismo.
Galicia entera besa tu huella,
el agua susurra tu nombre eterno,
y entre las sombras, como una estrella,
sigues brillando en un cielo invierno.