Quiebre del Alma
El alma sufre y se quiebra,
como cristal bajo el peso,
de un amor que se va lejos,
y en la sombra se enhebra.
Cada lágrima que enhebra,
es un grito que no cesa,
es la noche que no reza,
y en su penumbra se pierde,
donde el corazón se muerde,
y la esperanza tropieza.
Es la herida que no cierra,
la que en el alma se esconde,
es el eco que responde,
a la voz que en llanto aterra.
Es la paz que el viento entierra,
bajo el manto del olvido,
es el dolor que, rendido,
se anida en cada suspiro,
y en el pecho, cual zafiro,
su fulgor se ve perdido.
Son las sombras del pasado,
que en la mente hacen su nido,
cada sueño es un latido,
de un amor que fue olvidado.
Es el tiempo congelado,
en la memoria doliente,
es el frío persistente,
que en la piel deja su marca,
y en el alma, cual barca,
navega eternamente.
Es el peso de la ausencia,
que el corazón no comprende,
es el vacío que prende,
sin razón ni indulgencia.
Es la amarga penitencia,
de un adiós que no se olvida,
es la vida detenida,
en un suspiro de hielo,
es la tristeza sin duelo,
que en el alma está escondida.
Es la voz que no se escucha,
en el eco del silencio,
es el dolor que, en su influjo,
cada día nos embucha.
Es la lágrima que lucha,
por salir y ser consuelo,
es el peso de un anhelo,
que se queda en el camino,
es el alma, su destino,
en la sombra y su flagelo.
