Esa piel que en ti no queda,
Como quedó la mía,
Arraigada, atrapada,
En el querer, noche y día.
Tu piel se fue, se desprendió,
Dejando un vacío en mí,
Mientras la mía se aferró,
Añorando lo que ya no viví.
Como hiedra en un muro viejo,
Mi piel se adhiere a mi ser,
Recordando un amor que se alejo,
Dejándome un vacío sin poder.
Tu piel, ahora libre y nueva,
Se desliza por otros brazos,
Mientras la mía, aún en pena,
Se aferra a los recuerdos pasados.
Pero algún día, mi piel también,
Se desprenderá de este dolor,
Y encontraré un nuevo querer,
Que la sane y le devuelva el calor.