El tiempo, eterno río que no cesa,
Arrastra nuestras vidas en su curso,
Dejando atrás memorias sin recurso,
Y hacia un futuro incierto nos apremia.
Cada instante es fugaz, cada promesa
Se desvanece al paso del discurso,
Mas en el alma queda el dulce gusto
De aquello que vivimos con firmeza.
¡Oh, tiempo inexorable, fiel testigo
De nuestro breve paso por la tierra!
Nos muestras la verdad, eres amigo
Y enemigo que todo lo destierra.
Mas mientras fluyes, yo contigo sigo,
Buscando la sabiduría que en ti se encierra.