Susurros fríos rompen el silencio,
sombras que llegan sin pedir perdón,
se enredan en mi mente sin razón,
dejando un rastro oscuro y turbio incienso.
Se aferran como espinas al sentido,
me roban la quietud, la claridad,
me hunden en dudas, miedo y ansiedad,
y cierran cada puerta en su latido.
Mas sé que son fantasmas sin esencia,
que solo el viento arrastra sin cesar,
no llevan más poder que mi creencia.
Respiro y los dejo desvanecer,
como las olas vuelven al azar,
nada que fluye puede permanecer.