Oh patria, luz dorada que el alba me arrebata,
te busco entre las sombras de un mundo que es ajeno,
Tu canto es un suspiro que el viento desbarata,
mas sigue en mi silencio vibrando tu veneno.
Te evoco en los reflejos de un río que no es tuyo,
en mares que no rugen con tu azul claridad.
Te nombro y se deshacen mis labios en murmullo,
pues todo lo que amo me ha dejado en soledad.
Oh patria, ¿dónde estás? En mis sueños te invento,
en cielos que no albergan tu estrella original.
Te alzas en mis memorias con fúlgido tormento,
y en ellas me condenas a un duelo sin final.
¿Qué haré si mis pisadas no hollarán ya tus cumbres?
¿Qué haré si el horizonte me niega tu calor?
Si el eco de tus ríos no alcanza estas penumbras,
y el mundo es un exilio sin sombra de tu amor.
Oh patria, madre y dueña de todo lo que he sido,
mi vida es un naufragio sin puerto ni perdón.
Te llamo y en la brisa respondes con olvido,
dejándome en el alma tu ausencia como un son.