El destino ha decidido
Que tu alma ya ha partido
A un lugar desconocido.
Tu cuerpo, ahora inerte,
No responde a su ruego fuerte
Ni a su amor incontenible.
La muerte, cruel y despiadada,
Te arrebató sin piedad
Dejando un vacío inmensurable.
Pero en el cielo, tu alma brilla
Libre ya de toda amargura y trilla
Donde la paz te envuelve por doquier.
Aunque tu ausencia nos desgarra,
Sabemos que estás en paz, sin amargura
Y que algún día volveremos a ver.
Hasta entonces, tu recuerdo nos consuela
Y tu amor nos da fuerzas para seguir adelante
Honrando tu memoria aunque nos duela.