Las siete obras de misericordia de Caravaggio
En sombras que abrazan la luz con firmeza,
se alza un pincel con su canto profundo,
un grito de amor que redime tristeza,
un eco de fe que transforma este mundo.
Un pan que se parte, un hambre callada,
la mano que ofrece redime la herida,
la cárcel, la pena, la puerta cerrada,
se abren al gesto que otorga la vida.
Un cuerpo enterrado, descanso en la tierra,
la muerte recibe un abrigo sereno,
el agua, en la sed, al alma libera,
es bálsamo dulce, es río terreno.
El manto que cubre al que frío padece,
es llama en la carne, es mano extendida,
al caminante perdido, aparece
un refugio ardiente, un hogar, una guía.
La Virgen contempla los actos humanos,
la piedad en lienzo susurra su historia,
Caravaggio pinta con dedos cercanos
el rostro divino de nuestra memoria.
Oh, lienzo que habla con luz y con pena,
un canto a la vida, a su ardor infinito,
en trazos oscuros tu llama se ordena,
misericordia, eterna, renace en tu grito.
