Padre celestial, gracias por tu palabra,
que me habla la verdad y me da
seguridad contra todo temor y duda.
Tus palabras son un faro en la oscuridad,
iluminando mi camino y guiando mis pasos.
Ellas me consuelan en tiempos de angustia,
y me dan esperanza cuando todo parece perdido.
En tu palabra encuentro consuelo y paz,
sabiendo que tus promesas son verdaderas.
Ellas son mi escudo contra el mal,
y mi espada contra la tentación.
Padre celestial, gracias por tu palabra,
el mayor regalo que me has dado.
Que ella sea siempre mi guía y mi luz,
en este viaje llamado vida.