Amor cristalino, arrullo de la madre,
Esencia protectora, luz que fluye;
Disipa los temores, sortea los baches
Con su alma bienhechora, todo diluye.
Fuente de consuelo, bálsamo sagrado,
Calma las heridas, renueva la esperanza;
En su seno materno, hallado
Refugio y fortaleza, que se alcanza.
Sus palabras, cual brisas, acarician el rostro,
Su ternura, rocío que humedece el alma;
En su amor inconmensurable, bienhechor de otro,
La madre, el faro guía, que nos ama.
Abnegación y entrega, su sublime virtud,
En su regazo, el cielo se encuentra;
Amor cristalino, que nunca se difunde,
La madre, el ser más bello, que la tierra centra.