Piel con piel, se confunden los latidos,
susurros van tejiendo nuestro abrigo,
los cuerpos, en un ritmo compartido,
se buscan en un cálido peligro.
Tus manos son caminos encendidos,
la brisa nos arrulla sin testigo,
se funden en la piel los dos sentidos,
el pulso de la vida va conmigo.
La noche nos ampara en su regazo,
la luna nos contempla complacida,
el tiempo se disuelve en un abrazo.
Y así, con la pasión restablecida,
tu aliento va quedándose en mi trazo,
dejando entre los dos nueva vida.