El tiempo pasa, cual agua fugaz,
Llevándose nuestro amor sin piedad.
El latido de horas, un lento compás,
Nos desdibuja en la obscura eternidad.
Sin sentir, la vida se nos va,
Solo queda el rumor del agua del ayer.
Recuerdos y vivencias, se desvanecen ya,
Como gotas de rocío al amanecer.
El corazón se nos va con el correr,
De las horas que avanzan sin cesar.
Y nuestro amor, como un tenue ayer,
Se pierde en el olvido, sin más recordar.