Niña buena soñaba ser, mi estrella,
estrella en los ojos de mi madre,
madre que al mirarme me decía,
decía con su amor: “mi niña bella”.
Bella y pura, mi infancia en su huella,
huella de ternura que me ofrecía,
ofrecía paz en la luz del día,
día en que su risa era centella.
Centella de amor que buscaba en su abrazo,
abrazo que en mis pasos era calma,
calma que a mi alma daba ese amor.
Amor que hoy resuena en este lazo,
lazo de recuerdos en mi alma,
alma que aún suspira en su calor.