Soy el eco de un suspiro en la brisa,
la voz que se alza entre sombras y sueños,
rompiendo cadenas de un mundo sin prisa,
desnudando las alas de anhelos pequeños.
Mi alma es un río que fluye sin miedo,
que abraza la tierra, que abraza el mar,
en cada latido, en cada enredo,
se siente la fuerza de un nuevo despertar.
No soy sólo un cuerpo, soy fuego y viento,
soy la lucha eterna, la flor que no cede,
la libertad que grita en cada momento,
la mujer que se alza, que versos se pierde.
¿Quién dictará mis pasos, mi rumbo audaz?
¿Quién encerrará mi esencia en un papel?
Soy la voz que resuena, que grita: “¡Soy más!”
la historia que escribo, la vida que es miel.
En mi canto, en mi verso sincero,
te invito a danzar en la luz de la vida,
porque en cada palabra, en cada destello,
se encuentra el poder de una voz encendida.