Reclama el alba su luz temprana,
el mirlo canta su oscuro sino,
traza en el aire su negra trama,
eco y ala, latido y trino.
Silencio asoma, resuena el canto,
¿quién comprende su voz de sombra?
Entre la brisa un eco santo,
un canto viejo que todo nombra.
No hay muro aquí, sólo aire y vuelo,
mirlo es verbo, raíz y arcilla,
pico que nombra el leve anhelo
de ser sonido sobre la brisa.