En el aire, una mariposa danza,
Sus alas de seda rozan el ocaso.
Efímera silueta contra el horizonte,
Vuela sobre el abismo del recuerdo.
El viento del mar la acaricia,
Susurra secretos de tiempos perdidos.
Entre las sombras de pinos antiguos,
Encuentra refugio en la luz que se extingue.
La arena guarda huellas de pasos olvidados,
Ecos de risas que el tiempo devoró.
Pero la mariposa, ajena al pasado,
Se eleva con gracia en su vuelo sutil.
Su danzar es un canto sin palabras,
Un diálogo mudo con la eternidad.
En cada batir de sus alas frágiles,
Resuena el susurro de lo inalcanzable.
La mariposa guardiana del instante,
Atrapa en su vuelo la esencia del ser.
Un símbolo de lo que fue y será,
Perdida en el misterio del devenir.