Mar que en tus olas llevas el misterio,
un eco de siglos y de rutas viejas,
tus aguas me llaman, firmes y parejas,
a un viaje sin fin, callado y etéreo.
Tienes en tu bramido un canto extraño,
una voz que penetra hasta mis huesos,
y en cada ola el murmullo de excesos
me arrastra y me envuelve año tras año.
Eres vasto, oscuro, libre y profundo,
como un latido que nunca descansa,
una fuerza oculta, fuerte y fecunda.
Y yo, en tu orilla, con calma me hundo,
pues en tus aguas hallo la esperanza
de hallar mi alma en tu abrazo rotundo.