Los poetas están malditos, pero ven con ojos de ángeles
Los poetas caminan solos,
con su sombra a cuestas,
desterrados de sí mismos
y condenados a la belleza.
Llevan en sus manos abiertas
las heridas de mil versos,
y en sus labios secos
un murmullo de estrellas rotas.
Están malditos, sí,
por sentir el mundo desnudo,
por beber del fuego
que otros temen tocar.
Son los locos del alba,
los que gritan en silencio
y siembran palabras
donde solo crece el olvido.
Pero miran,
miran con ojos de ángeles,
y en cada ruina descubren jardines,
en cada lágrima, océanos,
en cada despedida,
un horizonte nuevo.
Son los guardianes de los sueños,
los arquitectos del deseo,
los que salvan a la noche
de su propio abismo.
Malditos por sentirlo todo,
bendecidos por verlo claro,
así viven los poetas:
con el alma herida
y el corazón ardiendo
como faros en la niebla.
