Latidos de Ausencia
Te busqué en la grieta de la luz,
en ese filo donde el tiempo
sangra su derrota,
pero solo hallé el eco
de un silencio
que aún lleva tu nombre.
El viento,
cómplice eterno de la nostalgia,
arrastra retales de sueños
que nunca tejimos juntos,
bordados con hilo invisible,
deshechos por las agujas del ayer.
En el mar de mi pecho,
las olas recuerdan tus manos,
susurran con espuma
los versos que callaste.
Y yo, náufraga de tu sombra,
me hundo en el abismo
que dejaste tras de ti.
El invierno no avisa.
Se instala lento
entre las ramas de mi alma,
y aunque intento arrancarlo,
se queda.
Como te quedaste tú:
presente en tu ausencia.
Y aquí sigo,
tejiendo con palabras
los huecos de tu silencio,
esperando que el tiempo,
ese ladrón impune,
me devuelva el aliento
que te llevaste.
