Las brujas de Andalucía
Vuelan bajo cielos de luna morena,
por campos de olivo y mares de sal,
tejen sortilegios en la luna llena,
y el viento susurra su canto inmortal.
En los pueblos blancos de cal y misterio,
donde el sol se apaga al caer la tarde,
las brujas esconden secretos etéreos,
leyendas de amores, de fuego y de arte.
Bailan en la sombra como espectros vivos,
con mantos de noche y flores enredadas,
sus manos conjuran destinos furtivos,
sellando pactos entre almas marcadas.
Se escuchan sus risas entre los almendros,
y susurros suaves como una canción,
llevan los hechizos clavados por dentro,
y en los ojos el brillo de una maldición.
Dicen que conocen el lenguaje oculto,
de la tierra seca, del río y del mar,
que enredan la suerte en giros astutos,
y al tiempo le roban su paso mortal.
Son hijas del trueno y del polvo dorado,
guardianas del eco de un viejo cantar,
se mueven ligeras como un sueño errado,
que nadie recuerda pero vuelve a hallar.
Las brujas de Andalucía, libres y fieras,
no temen al fuego ni al juicio final,
viven en la esencia de noches eternas,
bailando en el borde entre el bien y el mal.
Y si alguna vez cruzas sus caminos,
guarda silencio y aprende a mirar,
pues llevan en suspiros antiguos destinos,
y un conjuro eterno que no ha de cesar.
