Amor, amor que ardes en la entraña,
que quemas con la llama nunca quieta,
y en cada latido tu fuerza reta
las sombras que el miedo en mí acompaña.
Eres un grito en la madrugada,
que despierta el sueño y lo consume,
un torrente de fuego que resume
la dicha y el dolor en llamarada.
Amor, amor, eres fiebre y sosiego,
un río sin fin que nunca cesa,
el peso dulce que el alma apresa,
y el alivio que florece en tu ruego.
Amor que duele y da esperanza,
la paz, la herida, el eco y el canto,
amor que se vive en gozo y quebranto,
amor, amor, eres luz y balanza.