La rabia, fuego y guía
La rabia es como el fuego, ardiente y voraz,
capaz de consumir lo que encuentra al pasar.
Puede arrasar aldeas, dejar solo humo,
ser grito violento que oscurece el rumbo.
Pero si en tus manos, como luz contenida,
la colocas en lámpara que alumbre tu vida,
ya no será llama que destruye al azar,
sino faro brillante que te ayuda a andar.
En la oscuridad, su chispa es poder,
puede ser impulso, fuerza por vencer.
No temas su fuerza, aprende a guiar,
pues dentro del fuego hay lecciones que dar.
Es elección nuestra: ceniza o camino,
furia desatada o un farol divino.
La rabia, domada, no es mal ni tormenta,
es la luz interna que el alma alimenta.
