En la noche estrellada, donde el silencio reina,
Aromas de ensueño, la polvareda se impregna.
El jazmín, fragante, sus pétalos despliega,
Esparciendo su dulzura, la noche alegra.
La rosa, delicada, su aroma embriaga,
Transportándonos a mundos de ensueño y magia.
La tierra húmeda, tras la lluvia reciente,
Desprende un perfume fresco, puro y envolvente.
La polvareda, levantada por el viento,
Lleva consigo el aroma de hierbas y de heno.
Un tapiz de fragancias, un deleite para el olfato,
Que llena la noche de magia y encanto.
El romero y la lavanda, con su aroma intenso,
Purifican el aire, alivian el estrés y el cansancio.
Mientras la polvareda se asienta suavemente,
Deja tras de sí un recuerdo, un aroma persistente.
Así, en la noche y la polvareda,
Se entrelazan aromas, una sinfonía serena.