La poesía en todas partes
La poesía no es exclusividad del poema,
es un estado del alma, un fulgor en las palabras.
Hay poemas que nacen sin ese aliento,
letras que caminan, pero no vuelan.
En cambio, hay novelas
que rebozan poesía en cada página,
que construyen mundos con ritmo,
que dibujan emociones con luz y sombra,
como si cada palabra fuera un latido.
La poesía se encuentra en las historias,
en los gestos, en los silencios,
en una descripción que susurra
lo que no puede gritar.
No es el poema quien dicta
la medida de lo poético,
es la vida que se filtra
entre las líneas y las miradas,
donde las palabras son agua
y nosotros, sedientos navegantes.
Quiero decir que cuando el artista, el escultor en este caso, termina una obra, lo que tiene ante sus ojos no es más que un montón de barro, por más que el barro sea original y haya sido hecho a imagen y semejanza de Él, no deja de ser un montón de barro y lo seguirá siendo si no recibe ese soplo de vida que lo hace vivir. Ese soplo de vida que otros llaman el elemento añadido, o el viento de la locura.
