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ElidethAbreu

La luz que no me faltaba

En mis noches de desvelo,
Cuando el dolor me doblaba,
Tú me tomabas las manos,
Y entonces ya no me dolía nada.
 
Tus ojos, faroles vivos,
Encendían mi esperanza,
Y en sus reflejos cautivos,
Se dormía mi añoranza.
 
El eco de tus palabras
Era un canto de ternura,
Como un río que abrazaba
Mi alma rota y su amargura.
 
Y aunque el mundo se apagaba,
Frío, oscuro, sin consuelo,
Tu presencia iluminaba
El más profundo de mis cielos.
 
Hoy que la calma regresa,
Entre silencios de aurora,
Agradezco tu firmeza,
Ese amor que siempre aflora.
 
Porque en noches de desvelo,
Cuando el dolor me acechaba,
Fuiste tú mi fiel anhelo,
La luz que nunca faltaba.

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