Jesus
En un pesebre humilde y sin riqueza,
la luz eterna quiso florecer,
Jesús, el niño santo, ha de nacer,
trayendo al mundo paz y fortaleza.
La Virgen pura, llena de pureza,
lo arrulla entre sus brazos con placer,
y José, en su silencio de querer,
vigila con amor su realeza.
Jesús, nombre que el alma engrandece,
es gloria y redención, fuerza divina,
la llama que a los cielos pertenece.
Su risa entre la noche cristalina
derrama luz que el mundo en fe enaltece,
y en su mirada Dios nos ilumina.
