Idilio de Amor
Fluye el río del amor, apacible y sereno,
entre juncos de ternura y orillas de embriaguez.
Sus aguas, cristal y seda, reflejan el cielo lleno
de estrellas que besan la piel en su dulce vaivén.
El viento susurra versos al oído del amante,
despierta el eco del beso que duerme en la memoria.
Y el tiempo se detiene, ya nada es importante,
solo la unión de dos almas en la noche transitoria.
Callan los ruidos del mundo, la luna es testigo mudo
de la entrega sin fin, del amor que no perece.
Aquel que en este remanso encuentra su sosiego,
jamás de la vida eterna y verdadera carece.
