En la bruma sutil de la distancia
se dibujó tu rastro en mis pupilas,
delicado susurro de fragancia,
memoria que en mi piel dejó sus lilas.
Eras un eco en la marea lenta,
un paso entre las hojas del sendero,
silencio que en mi alma se alimenta
de un latir melancólico y sincero.
Bajo la luna tenue de mis noches,
te busco en el temblor de las espumas,
y hallo tu nombre en íntimos reproches,
dormido entre las sombras de las brumas.
Hoy el mundo se pliega en un suspiro,
en su latido gris, en su desvelo,
y en cada paso errante, aún respiro
la huella de tu sombra en mi pañuelo.